Páginas

martes, 28 de febrero de 2023

FUN – CIO – NA- RIO

En 2006 Pepu Hernández, seleccionador nacional del equipo de baloncesto, tras ganar el mundial, durante la celebración del título sorprendió a aficionados y periodistas que se encontraba celebrándolo sobre una palabra “BA – LON – CES- TO”. Con este gesto Pepu Hernández pretendía resaltar una disciplina que no recibía la atención merecida en favor de otros deportes.

Desde INTERSINDICAL tenemos la misma sensación que tenía Pepu Hernández pero en este caso en relación con nuestro colectivo.

Parece ser que funcionario, dentro de esta administración, es una profesión de la que tenemos que sentirnos avergonzados.

Hemos empezado a interiorizar el hecho de que a nivel social se nos trate como unos aprovechados del sistema, siendo utilizados en numerosas ocasiones por nuestros políticos de turno como el acicate para reconciliarse con la opinión pública. Históricamente da buena prensa atacar a los funcionarios para esconder problemas de otra índole poniendo de esta manera a la sociedad en contra nuestra.

Pero lo que de forma habitual hemos venido sufriendo por parte de nuestros políticos también lo tenemos en nuestra propia casa.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define “Funcionario” como “persona que desempeña profesionalmente un empleo público.” Este concepto parece que no queda claro entre los integrantes de alguno de los cuerpos superiores pertenecientes a nuestra administración.

Recientemente, con ocasión de la reivindicación que están realizando el colectivo de LAJ, hemos podido observar y, en algunos casos sufrir, como en la dialéctica y cruce de reproches por parte de cuerpos superiores, se concluye con la sensación de que los funcionarios que integramos los diferentes cuerpos generales de la administración de justicia solo realizamos tareas residuales.

Cualquier profesional o particular que accede a la Justicia sabe que las personas que van a realizar los tramites de los procedimientos judiciales son los funcionarios de la oficina “y para ello nos encargamos a diario de redactar notas, diligencias, actas, providencias, decretos y autos, practicamos todo tipo de actos de comunicación (notificaciones, citaciones y emplazamientos) y de ejecución (embargos y lanzamientos), también la consulta a los diferentes registros públicos, por delegación de los LAJ y las anotaciones en los registros de condena penales y órdenes de protección de violencia de género que los LAJ simplemente se limitan a validar”. Si el papel de estos funcionarios de cuerpos superiores es importante, cosa que no cuestionamos, es igual de importante para el buen funcionamiento de la Justicia que el personal de la oficina realice las tareas enumeradas, puesto que la falta del impulso procesal que damos a los procedimientos judiciales y las resoluciones que en ellos se dictan no producirían efecto.

Esta misma sensación es la que tenemos cuando nos reunimos  para negociar la mejora de nuestras condiciones laborales y económicas. Tenemos la impresión de que somos comodines con movilidad. Estamos acostumbrados a ver, por ejemplo, como hemos tenido que renunciar a puestos de trabajo con luz natural en favor de otros funcionarios de cuerpos superiores cuya falta de este bien les perjudica mas que al resto; como hemos tenido que consentir que las plazas de aparcamiento en los edificios de juzgados vayan a parar a los funcionarios de esos cuerpos superiores en detrimento del resto en una clara posición de fuerza; como se renuevan las sillas de oficina diferenciando entre las que sustituyen a los cuerpos superiores respecto a las que entregan al resto de cuerpos, y otras tantas situaciones cuyo relato eternizaría la lectura del presente.

Es por todo esto y mucho mas, que nos consideramos los grandes olvidados y por lo que tal vez deberíamos plantearnos la posibilidad, una vez finalice la huelga de LAJ, de empezar nosotros la nuestra y reivindicar todas estas cosas que siempre hemos asumido con humildad y trabajo, mucho trabajo.

Este huelga no va a suponer ningún problema para la administración puesto que, tal y como nos están bombardeando a través de los medios de comunicación en los últimos tiempos, solo realizamos el 20% de las tareas, por tanto seria fácilmente asumible una huelga de funcionarios.

Debemos apreciar nuestro trabajo y sentirnos orgullosos de nuestro colectivo y por su puesto hacernos respetar, así, parafraseando a Pepu Hernández, os llamamos la atención sobre esta palabra

FUN – CIO – NA - RIO





1 comentario:

Anónimo dijo...

No hace falta hacer una huelga. Basta con hacer exclusivamente "el 20% o 10%" que nos corresponde y que los LAJ hagan el 80% o 90% del trabajo e la oficina judicial. Tal y como están diciendo. Con eso sería suficiente.