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martes, 14 de marzo de 2023

D I G N I D A D

A lo largo de sus campañas electorales Ronald Reagan repitió en sus discursos un patriótico relato. Reagan contaba que un bombardero americano, en misión durante la 2ª guerra mundial, fue alcanzado, quedando el artillero de la torreta herido sin que sus compañeros de tripulación pudieran retirarlo de su posición. El avión perdía altura y el comandante ordeno saltar. El artillero, viendo próximo su final comenzó a llorar, en ese momento el comandante se sentó a su lado y cogiéndole de la mano le dijo “tranquilo, hijo, este viaje lo haremos juntos”. Reagan mencionó que al héroe se le entregó la medalla de honor del Congreso de los EE. UU. con carácter póstumo.

Un periodista curioso decidió consultar los registros de la citada condecoración y no encontró nada referente al caso que Reagan había relatado.

Cuando el periodista pidió aclaraciones, el portavoz de la Casa Blanca en aquel momento le dio la siguiente respuesta “si cuentas una misma historia cinco veces, pasa a ser verdadera”.

Comentarios parecidos se han usado históricamente con fines semejantes; intentar convencer a los demás de que algo es como dices y no como realmente es. Esto es lo que estamos viviendo en las últimas semanas con ocasión de la huelga de LAJ que estamos sufriendo.

Nos quieren convencer, a fuerza de repetirlo una y otra vez, que este colectivo de funcionarios es indispensable porque realiza el 85% del trabajo de la oficina judicial.

Es bien sabido que esta afirmación es totalmente falsa.

Los propios divulgadores de esta farsa están pidiendo al resto que seamos respetuosos con el ejercicio del derecho de huelga, ejercicio que desde este sindicato respetamos profundamente, faltaría más, pero ¿no tenemos derecho, los llamados “cuerpos generales”, al respeto en el ejercicio de nuestro trabajo?, ¿no se nos está mancillando cuando de manera injusta y premeditada se está afeando la labor que ejercemos a diario?, ¿no tenemos la percepción de que para conseguir esos objetivos “vale todo” incluso sembrar la sensación de que con el LAJ en la oficina los demás sobramos?.

Es cierto que los LAJ cada vez acumulan más funciones (algunas de estas, como ha escrito algún medio, “son un auténtico insulto a la inteligencia”) y pretenden justificar con esta aglutinación la existencia de ese cuerpo, (que en algún momento incluso se planteó la posibilidad de eliminar), pero es más cierto que gran parte de estas funciones están delegadas a los “cuerpos generales” y ejecutadas a diario sin reconocimiento alguno.

No vamos a valorar este comportamiento de los LAJ, puesto que se califica por sí solo y deja a sus protagonistas en el lugar que merecen, lo que pretendemos es invocar a los integrantes de los “cuerpos generales” a luchar por la dignidad, a que seamos capaces de transmitir la importancia de nuestro trabajo y a involucrarnos en la lucha por conseguir el reconocimiento que nos merecemos, en definitiva, dignificar nuestra labor.

¿No creéis que es el momento idóneo para implicarnos en ejercer una presión efectiva por la consecución de la Carrera Profesional, por el reconocimiento laboral y retributivo de esas funciones delegadas que ejecutamos a diario, por la delimitación y concreción de nuestras tareas?.

¿No creéis que es hora de pegar un golpe en la mesa cuando se nos pide que hagamos tareas que corresponden a otros, que cobran otros y que estamos realizando nosotros?

¿No creéis que tenemos que reclamar nuestro sitio en la oficina y conseguir que se respete a todos los efectos?

El sindicato es una herramienta que tenemos para dar visibilidad a estas exigencias, aunque no tiene utilidad si no cuenta con el respaldo de todos los compañeros y compañeras a los que representa. Es inviable exigir a los sindicatos “hay que hacer algo” ante situaciones como las descritas si después no existe un respaldo multitudinario a las iniciativas que estos promueven.

Somos funcionari@s de la Administración de Justicia, independientes, profesionales cualificados y con vocación de servicio público.

El sindicato por sí solo no es nada, el sindicato eres tú.

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