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miércoles, 14 de enero de 2015

La crisis desborda los juzgados de paz que urgen de medios y personal

En Benicàssim, Onda, Burriana, Almassora y Orpesa la situación de estos órganos es especialmente delicada. Jueces y funcionarios reclaman al Estado una inversión mayor para descongestionar el atasco de trabajo diario

Papeles, papeles y más papeles. No hay más que ir a uno de los muchos juzgados de paz que hay repartidos por toda la provincia para comprobar el grado de trabajo diario que pasa por las manos del equipo de personas que trabajan en cada municipio.
El montante de trabajo empieza a desbordar a algunos de estos juzgados, especialmente en los municipios de mayor número de habitantes. Secretarios, funcionarios y jueces de paz consultados por este diario coinciden en una cosa: urge una inyección de dinero por parte de la administración de Justicia para contratar a más personal y mejorar el material y las condiciones de trabajo.
Los municipios en los que están prácticamente al borde del colapso son Benicàssim, Almassora, Orpesa y Burriana. Hay otras localidades donde sacar adelante la tarea tampoco es nada sencillo por “faltarle horas a la jornada laboral”, como es el caso de la Vall d’Uixó o Benicarló. También hay casos, como en l’Alcora o Sant Mateu, donde el montante de trámites a realizar no es tan elevado, aunque como explican desde los consistorios de dichos municipios, “no paramos nunca”.
La situación que viven en estas instituciones --unas de las que acumulan más solera en el panorama judicial-- no remonta desde el 2009. Muchos fijan ese año como punto de inflexión. A partir de entonces, todo ha ido a peor. La razón no es otra que la crisis económica. Esta situación ha provocado que en Castellón la cifra de procedimientos civiles y penales que entran en los citados órganos judiciales haya alcanzado varios récords. El grueso de los expedientes tiene mucho que ver con la mala situación por la que atraviesan miles de familias de la provincia, puesto que se incrementan los exhortos civiles, es decir, las reclamaciones de cantidades por el impago de una hipoteca o desahucios por no abonar el alquiler de una vivienda. No hay más que ir a Burriana para dar cuenta de los asuntos civiles que entran cada mes. “Necesitamos más medios materiales, porque no nos cunden las horas que hacemos. Si tuviéramos otros medios informáticos, la cosa cambiaría, por no hablar de la necesidad de tener más plantilla”, explican fuentes del consistorio. Con palabras similares se expresan en Benicàssim o Almassora. “Vamos de cabeza y cada vez que protestamos nos dicen lo mismo, que no hay dinero para cubrir bajas o vacaciones”, aseguran.

LOS MOTIVOS // Los motivos de la saturación vienen marcados por la idiosincrasia de cada pueblo. En Almassora, se debe a la proximidad con Castellón, que provocó en su día la compra de muchas viviendas de gente de la capital. “Cuando se vino todo abajo, las deudas de los vecinos afloraron”. En Orpesa, por ejemplo, hay que mirar al complejo Marina d’Or. El municipio gestiona infinitos trámites de personas que tienen en propiedad un apartamento, por no contar con la actividad que se genera alrededor de este complejo. Hay muchos locales de restauración, como sucede en Benicàssim, donde además hay también muchas personas empadronadas que, aunque no vivan todo el año allí, cualquier trámite que generen pasa obligatoriamente por el Juzgado de Paz ubicado en la Casa de la Cultura. La saturación que sufren en Onda, sin embargo, tiene otro origen. Se trata de cómo afectó
--y afecta-- la crisis a las empresas azulejeras. Cuando muchas de ellas empezaron a cerrar comenzó a llegar a este órgano judicial un goteo de papeles que todavía arrastran. También los niveles de delincuencia y la llegada de inmigrantes que tenga cada pueblo marca el volumen de trabajo de un juzgado de paz. H
Fuente: www.elperiodicomediterraneo.com

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