El 25N, será un doble homenaje, con la mirada puesta en la lucha por la justicia y la protección de las mujeres, y con el corazón junto a las personas que han sufrido las consecuencias de esta terrible Dana.
Desde Intersindical Dones, unimos nuestra voz de luto con la de todas las personas que han perdido a alguien o han vivido la tragedia de cerca. Asimismo, este recuerdo es también un llamamiento para visibilizar las desigualdades y vulnerabilidades que sufrimos las mujeres en momentos de emergencia y crisis, y reivindicar más que nunca la necesidad de unas políticas sociales que nos protegen en todas las circunstancias.
La violencia contra las mujeres es un problema estructural profundamente arraigado en las desigualdades de género y en la persistente discriminación. Esta violencia se manifiesta en múltiples formas, como la física, sexual, psicológica y económica, pudiendo ocurrir tanto en el ámbito privado como en el público. Las consecuencias son devastadoras y afectan a las mujeres en todas las etapas de la vida, sin distinguir entre culturas o clases sociales.
La lucha contra esta violencia requiere una respuesta integral, que incluye la educación para la igualdad de género y un sistema de justicia que sancione adecuadamente a los agresores, evitando así la impunidad. Transformar las normas sociales y los roles de género es fundamental para conseguir una sociedad más equitativa.
Entre las formas más comunes de violencia destaca la violencia física infligida por parejas íntimas, así como otras prácticas abusivas como el tráfico de mujeres o la mutilación genital femenina. La sensibilización y acción política son cruciales para afrontar este problema global y construir un futuro libre de violencia para todas las mujeres.
Este año se cumplen 20 años de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, una legislación pionera en el Estado Español que estableció un marco integral para combatir la violencia machista. Esta ley fue un gran avance en la lucha por los derechos de las mujeres, ya que reconoció la violencia de género como un problema estructural que afecta a ámbitos como el familiar, el laboral, el social y el comunitario.
Entre sus principales aportaciones destacan:
Pese a los avances que esta norma ha significado, la violencia de género sigue siendo un problema grave, y su aplicación ha requerido mejoras y adaptaciones para responder a los nuevos retos sociales. Esta conmemoración es una oportunidad para reflexionar sobre los logros conseguidos y para reforzar el compromiso colectivo para erradicar esta lacra.
Este tipo de gobierno no sólo obstaculiza el progreso en la lucha contra la violencia de género, sino que a menudo busca desmantelar o reducir los recursos dedicados a la protección de las mujeres ya la promoción de una sociedad igualitaria.
La coeducación es fundamental para construir un futuro sin violencia contra las mujeres.
Promover la igualdad de género desde las primeras etapas de la educación ayuda a desafiar a los roles tradicionales y las normas que perpetúan la discriminación. Mediante la coeducación, se fomenta el respeto, la comprensión y la convivencia entre sexos, contribuyendo a reducir las actitudes y comportamientos violentos.
Al defender la coeducación, no sólo buscamos prevenir la violencia, sino también empoderar a las nuevas generaciones porque construyen relaciones sanas e igualitarias. Esta perspectiva educativa es clave para cambiar la cultura y las dinámicas sociales que han perpetuado la violencia de género. La formación en valores de respeto e igualdad es un paso esencial hacia una sociedad más justa y segura para todos.
Por otra parte, muchos países tienen todavía legislaciones precarias contra la violencia de género, debido a que su abordaje a través de las políticas públicas no es transversal y es sin duda insuficiente. Junto a diferencias culturales, la forma en que las inequidades de género se producen está relacionada con las posibilidades que brindan los sistemas políticos, económicos, sanitarios y de seguridad social en cada país para el desarrollo de sus ciudadanos. Las políticas públicas refuerzan o minoran el impacto del género sobre la salud de las mujeres y los hombres, porque no existen políticas neutras sino sólo “ciegas en el género”. En este sentido, el orden social, el funcionamiento jurídico, institucional, las políticas y programas pueden contribuir a una mayor igualdad o mantener e incluso profundizar y construir nuevas desigualdades.
No se puede continuar así, el 25N es un día para exigir a los gobiernos que paralizan esta atrocidad lo antes posible, pero no puede quedar en una fecha señalada y al día siguiente se convierta en un día más de reivindicaciones hasta el siguiente año. Además, no se puede negar la violencia machista y llamarla intrafamiliar.
Criaturas, mujeres asesinadas y menores huérfanos desde noviembre de 2023 hasta noviembre de 2024.
Los 55 asesinatos de mujeres son un grito de alerta que nos obliga a exigir más recursos para la prevención y protección, además de políticas que vayan más allá de medidas puntuales y trabajen por un cambio estructural.
Los 33 menores huérfanos son otra dimensión de esta violencia, que deja cicatrices profundas en las vidas de personas que han perdido a sus madres de forma brutal.
Este panorama exige acciones contundentes y coordinadas entre gobiernos, instituciones y sociedad civil. Entre otras medidas, es necesario:
Es necesario también que la sociedad no deje de alzar la voz por las víctimas y se mantenga firme en la denuncia de estas violencias.
Por todo esto desde Intersindical Dones animamos a llenar nuestras calles de nuestros pueblos y ciudades el próximo 25 de noviembre para llamar juntas:
“¡Nos queremos vivas!”
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