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lunes, 15 de junio de 2009

La actividad en los juzgados de paz de la Comunitat aumentó un 10% en 2008


En cualquier lugar del mundo hacen falta los hombres buenos, sobre todo cuando los intereses personales y colectivos son cada vez más complicados y numerosos. Es por esto que el juez de paz, figura que remite a novelas románticas, siga vigente en el siglo XXI y, además, cuenta con todos los números para que su relevancia no decaiga ni un ápice.
A pesar de que sus atribuciones judiciales son menores, la burocracia los convierte en imprescindibles.
Durante 2008, los asuntos que pasaron por los juzgados de paz de la Comunitat se incrementaron en un 10% respecto al año anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. A pesar de que el INE ya no computa las actuaciones relacionadas con las competencias del Registro Civil, los asuntos ingresados y resueltos por los juzgados continúan contándose por cientos de miles.
El año pasado ingresaron 346.589 asuntos civiles y penales en estas oficinas judiciales de los pueblos valencianos, mientras que en 2007 fueron 316.832 los temas tratados por los jueces de paz en el medio millar de instalaciones repartidas por toda la Comunitat.
La maldición pide que el enemigo pleitos tenga, aunque los gane. Entrar en la espiral burocrática de la Justicia no se desea a un amigo, e incluso los propios letrados aconsejan evitar el juicio dentro de lo posible. Es por todo ello que el juez de paz es muy útil. Es el caso reciente de un vecino de Turís, que fue testigo casual de un accidente en Madrid, y que recientemente se vio citado a comparecer en los tribunales por aquel suceso. Afortunadamente para el vecino, pudo recurrir al juez de paz de su localidad y así evitó un desplazamiento obligado de no ser por este tipo de servicio, uno más dentro de unas competencias muy variadas.
No es de extrañar, por tanto, que el Consell destine más de siete millones de euros a pagar a los funcionarios de los juzgados de paz que dependen de la Generalitat. De los 506 juzgados de paz que hay en la Comunitat, 86 están servidos por una red de funcionarios compuesta por 243 personas.
«Son oficinas muy útiles, pero les pagan bastante mal por tratarse de un servicio muy discreto, a veces ocasional», advierte un abogado de la ciudad de Valencia, una apreciación no compartida por los vecinos, como es el caso de Ximo, que recientemente se casó en una localidad de L'Horta Nord y se vio obligado a pagar 400 euros para que el juez de paz le casase.

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