Los procedimientos se acumulan en los pasillos, al alcance de todo el mundo, así como en las oficinas y despachos de los funcionarios, del juez y del secretario
Iba a ser una sala multiusos, pero el juzgado lo tiene que
utilizar como archivo. Tales son las necesidades para guardar documentos
en el Juzgado de Primera Instancia número 11 de Alicante, ubicado en
las instalaciones de la calle Pardo Gimeno, que una de las funcionarias
se ha llevado su propia estantería para poder dejar los expedientes que
se van acumulando. En 2004 se puso en marcha la sala y ya entonces se
preveía que el almacenamiento no sería suficiente, pues se le asignó una
estantería de tres metros en la zona de archivo ya ocupada por otros
dos juzgados.
«El primer día ya estaba colapsado», denuncia el delegado
de Justicia de CC OO de Alicante, Jaime Martín, mientras señala la
esperpéntica imagen de las pilas de archivadores que no se desploman «de
puro milagro». Los problemas derivados de la falta de espacio son
principalmente dos. Las pilas de cajas dificultan el buen desarrollo del
trabajo diario y el hecho de que se hayan tenido que dejar en el
pasillo del juzgado los deja al alcance de cualquiera. Cuentan que
algunas de esas causas ya están cerradas, pero otros procedimientos
continúan abiertos.
Están por debajo de las mesas, las sillas, en los pasillos o
en cualquier lugar habilitado para la ocasión. Todo espacio es poco
para un juzgado en el que el año pasado entraron 2.700 asuntos, una
cantidad similar el anterior y alrededor de 3.000 en el año 2010. «Con
este volumen de trabajo es complicado almacenar la información en la
leja asignada», critica Martín, quien reclama a Dirección General de
Justicia que «solvente el problema, pues en el archivo provincial
tampoco cabe nada más».
Los trabajadores lamentan el estado en el que deben
realizar su trabajo a causa de las dificultades de libre paso por la
oficina o debido al hecho de que algunos compañeros no tienen hueco
donde dejar las piernas, pues bajo la mesa solo hay una pila de
expedientes. Podría haber sido aun peor de no ser porque se consiguió
habilitar lo que era un cuarto para dejar útiles de limpieza como
archivo, aunque esta habitación carece de estanterías.
El deterioro de «documentación sensible» es otra de las
consecuencias de la falta de espacio en las dependencias. «Tenemos una
responsabilidad de custodia de la información que guardamos», explica el
magistrado responsable del juzgado, Javier Martínez, pero esa tarea es
«imposible en estas condiciones». El titular del juzgado es consciente
de las limitaciones de la administración, pero pide una solución a un
problema «del que hemos dado traslado en multitud de ocasiones». Por eso
precisamente se extraña tanto de «tener que seguir denunciando este
tipo de circunstancias».
«Lo único que se pide es cumplir con la ley», asevera el
representante de la formación sindical, quien ha solicitado «desde hace
dos años» en el comité de seguridad «lo precario del archivo de este
juzgado, pero no hay manera y se mantiene igual». En la próxima reunión
de seguridad la reclamación volverá a ponerse sobre la mesa de la
Dirección de Justicia. Con todo ello, la labor de trabajar con este
sistema de archivo, en el que hay que retirar unas cuantas cajas para
hallar la deseada, se complica en un alto grado. «Al estar los
archivadores apilados van cediendo y se chafan», cuenta una de las
trabajadoras del juzgado.
Y ante un incendio qué, se preguntan en el juzgado. «El
pasillo no es lugar para que se apilen los documentos que además de ser
inflamables son un estorbo en caso de emergencia», lamenta el
magistrado. El hecho de tener que dejar la documentación junto a la
venta genera la erosión de la información por la actuación del sol.
Además, los responsables del juzgado lamentan la imagen que se da al
ciudadano con este panorama que, aseguran, da a entender que el
funcionario no trabaja «cuando es todo lo contrario».
Fuente: www.laverdad.es
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