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viernes, 26 de diciembre de 2014

15.000 millones atascados en los juzgados mercantiles a la espera de resolución judicial

  • Los tres departamentos de Valencia acumulan miles de asuntos por la falta de personal y un rosario de quiebras de empresas por la crisis.l

  • «Esto es absolutamente inasumible. Inabarcable. Estamos en una situación realmente preocupante y tengo que dictar un volumen de sentencias horrible». Con esta franqueza resume el magistrado del juzgado de lo Mercantil número 3 de Valencia lo que está ocurriendo en sus dependencias judiciales. Su toga cuelga en la silla de un despacho abarrotado. Cualquier superficie plana es aprovechada, dentro y fuera de esta estancia, para 
  • guardar los miles de asuntos que inundan el brazo judicial más sobrecargado de la Comunitat.

  • Los tres juzgados mercantiles de Valencia son espejo fiel de la crisis económica y de la larga estela de quiebra de empresas en los últimos siete años. Según estadísticas elaboradas por los propios jueces de lo Mercantil y trasladadas al decanato, una deuda conjunta por valor de 15.000 millones de euros está actualmente pendiente de resolución judicial. Alrededor de 5.000 por cada uno de los tres juzgados con sede en la Ciudad de la Justicia.
    «Es la suma de todas las deudas atrapadas en los procesos concursales de los últimos años y sujetas a una respuesta judicial, las cantidades globales que en teoría deben las empresas concursadas a sus acreedores», explicó ayer el decano de los jueces, Pedro Viguer. En definitiva, dinero parado a la espera de un pronunciamiento judicial.
  • «Los juzgados deberíamos funcionar como un desatascador de conflictos económicos para hacer que el dinero fluya por donde corresponde en justicia. Y, por desgracia, la falta de recursos nos está convirtiendo más bien en un tapón», lamentó Viguer de manera muy gráfica.
  • La primera explicación del problema es obvia: el continuo goteo de destrucción de empresas valencianas a causa de la crisis. En 2007 había 165.000 inscritas en la Seguridad Social en toda la región. El año pasado acabó con 129.000. Esa diferencia de 36.000 mercantiles es, en buena medida, heredera del hundimiento de la economía desde 2008.
    La segunda razón es que, en opinión de Viguer y de muchos de los que trabajan en los juzgados mercantiles, en Valencia «no ha habido un refuerzo de personal proporcional a lo que se nos ha venido encima». «Y no sólo de jueces, tampoco de funcionarios o estanterías», estima uno de los magistrados. «Hay cinco en los tres juzgados mercantiles de la provincia, pero esa inyección sigue siendo insuficiente para el volumen de faena que asumen».
    Sobrecarga de asuntos
    Las cifras del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lo demuestran. La ratio de carga de asuntos marcada por la institución como asumible es de 336 al año por cada juzgado mercantil. Actualmente llegan algo más de 1.500 al cabo del año, es decir, tres veces más de lo considerado como soportable. De ahí la desesperación de los jueces y del resto de personas que trabajan junto a ellos en el departamento.
    El decano también denuncia que la situación de Valencia es, en comparación territorial, «muy desajustada respecto a provincias como Madrid o Barcelona». La capital, por ejemplo, cuenta con 13 juzgados mercantiles. Barcelona tiene diez. «Y aquí estamos haciendo frente al aluvión de quiebras empresariales con tres juzgados mercantiles y cinco jueces. No se comprende».
    Otras voces también ponen la alarma sobre la agónica situación de estos organismos judiciales. Un reciente informe estadístico de Jueces para la Democracia sitúa el juzgado de lo Mercantil numero 2 de Valencia como la sede judicial con mayor carga de trabajo de toda la Comunitat. Los magistrados mercantiles estiman que la provincia precisaría siete juzgados en vez de los tres existentes para dar salida al incremento de asuntos por los concursos de acreedores.
    Otro problema añadido es el de la falta de espacio donde almacenar los voluminosos tomos de los asuntos. Las estanterías ya rebosan y los funcionarios aprovechan mesas, sillas y hasta el suelo para poder dejar las cajas con documentos. Caminar por los despachos sin tropezarse empieza a ser complicado.
  • Fuente: www.lasprovincias.es

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